DEMOCRACIA TANGIBLE Y CORRUPCIÒN POLÌTICA Juan Josè Bocaranda E





LA CLAVE IUSÈTICA DE HOY
DEMOCRACIA TANGIBLE Y CORRUPCIÒN POLÌTICA
Juan Josè Bocaranda E

Bien se sabe que uno de los problemas màs difíciles de resolver en un país, es el que se refiere al combate contra la corrupciòn polìtica.

Se ha  pensando en la democracia como medio ideal que garantice buenos resultados en esa lucha contra la corrupciòn. Y asì, a lo largo del tiempo se han ensayado diversas formas de democracia: la democracia representativa, la democracia participativa
 y la democracia deliberativa.

La democracia representativa tradicional fracasò. En mayor o menor grado, la experiencia de los pueblos en todo el Globo,  asì lo hace ver…Son cosas archisabidas y sobradamente repetidas…
La democracia representativa sola, no rindiò buenas cuentas. Por esto hubo de acudirse a la  democracia participativa, para complementarla y mejorarla.
Pero, la democracia participativa también puede y suele resultar frustrante…Porque aun cuando las autoridades y los organismos públicos se presten a informar de sus actividades; aun cuando accedan a escuchar los planteamientos de la población; aun, incluso, con  la participación  de la población en la toma, en la ejecución o en el  control de las decisiones,
nada garantiza un comportamiento de las autoridades, ajustado a la ley, que responda a los intereses de los gobernados.

Tampoco brinda garantía la democracia deliberativa, que puede terminar en un fin en sì misma, dejando de ser lo que originalmente se buscaba:  un medio para intercambiar ideas, compartir experiencias, y llegar a conclusiones concretas. Porque, por mucho que se delibere, quienes detentan el poder no siempre están dispuestos a cumplir cabalmente lo decidido.

Como es evidente, todas estas formas de democracia tienen un denominador común: los funcionarios, “contraparte” de la población,  susceptibles a las desviaciones por obra de la corrupción o debido a la negligencia…

Con esto queremos decir que de nada vale una forma de democracia, cualquiera que ella sea, cuando no està garantizado el control de los funcionarios para que obren conforme a la ley.

El problema planteado por la corrupción se relaciona con el asunto de “còmo controlar a los que controlan” en un sistema político, de tal forma que el vigilante supremo no requiera vigilancia.
De ahì que, para la Iusètica, el combate contra la corrupción política, es un asunto de supervigilancia, es decir, de hallar un medio que, premunido èl mismo de una garantía de transparencia, pueda garantizar, a su vez, el control de la totalidad del sistema. Lo cual requiere que ese elemento supervisor y supercontrolador, sea de tal naturaleza, que por sì mismo implique una ubicación jerárquica suprema, porque sòlo asì, conjugando garantía de moralidad per se y supremacía jeràrquica, se halla en condiciones de actuar con eficiencia plena.

La solución no està en hallar y colocar a un ser humano como cabeza de suprema transparencia, porque los seres humanos somos débiles y el dìa menos pensado nos desviamos. Tampoco està la solución en establecer normas jurídicas presuntamente capaces de garantizar la pureza en la administración del Poder. Porque el Derecho es manipulable

La solución està –repetimos-  en hallar un elemento autònomo y eficiente, capaz, debido a su propia naturaleza, de garantizar la transparencia: ese elemento es la Moral…


Es aquí, en este punto sensible, donde surge el concepto iusètico de la democracia tangible

Llamamos democracia tangible aquèlla donde el gobierno es gobernado por los ciudadanos, exclusiva, plena y directamente, y donde los funcionarios se consideran “agentes del Bien” en un Estado Ètico de Derecho regido por la Ley Moral y por el Principio Ètico Constitucional.

En la democracia tangible, todo ciudadano hábil en Derecho, gobierna en el sentido de que   empuña en forma contínua y sin intermediarios, esa arma formidable, que es el Principio Ètico, garantía moral de la garantía jurídica.

En la democracia tangible cada ciudadano es vigilante natural de la corrección ética del funcionario.
Por eso hemos expresado que el funcionario mantiene “encañonado” a todos y cada uno de los funcionarios, para hacer recaer sobre ellos la autoridad del Principio Ètico cuando violen, en forma grave o menos grave, las exigencias de la Ley Moral, es decir, los valores èticos y los principios morales que deben cumplir en función del principio de la dignidad humana.
.
La vigilancia de  los ciudadanos acerca del comportamiento de los funcionarios puede concretarse en el ejercicio de las Acciones y Recursos Morales, que incluyen el ejuicimaiento moral del funcionario, sin menoscabo de la posibilidad de que al mismo tiempo se le enjuicie conforme a la ley penal. Porque en el Estado Ético de Derecho existen el delito jurìdico o penal y el delito moral.

la democracia tangible es en realidad una superdemocracia porque estando por encima de las diferentes formas de democracia, como la democracia representativa, la participativa, la deliberativa, ejerce sobre los funcionarios una labor de vigilancia permanente.
Quiere decir que la democracia tangible es factor de corrección, rectificaciòn y depuración de la esas formas de democracia.

La democracia tangible es la democracia de la supervigilancia eficaz, propia del Estado Ètico de Derecho, no del Estado de simple Derecho, porque en el Estado de Derecho…¿quièn vigila a los vigilantes?