EL DERECHO TRADICIONAL Y LA SIMPLE “CONVIVENCIA” Juan Josè Bocaranda E





EL DERECHO TRADICIONAL Y LA SIMPLE “CONVIVENCIA”
Juan Josè Bocaranda E

Son innumerables las formas de definir el Derecho a lo largo de la historia. Pero, todas ellas desembocan en la idea de regulación  para resolver conflictos sociales; de garantizar armonía en las relaciones sociales; de contar, con en base en la ley, con  la posibilidad de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto (Hobbes); de  estabilizar  las expectativas de comportamiento (Luhmann): de conciliar arbitrios según una ley universal de la libertad (Kant); de dominio de una clase social por otra(Marx y Engels); de amenazar mediante normas (Austin); de ordenar el comportamiento externo a través de la justicia(Kantorowicz), etc.etc.

En fin, conforme a estas definiciones, el Derecho tradicional tiene por objeto regular las relaciones intersubjetivas en la sociedad. Sin embargo, hoy no resulta suficiente la "convivencia" como fin del Derecho. No es suficiente que el Derecho "asegure" la tolerancia, aun bajo el supuesto de que con ella "la vida de la sociedad transcurre tranquila".

El ser humano no puede progresar mediante la simple tolerancia. Porque la tolerancia
- es pasiva y no enriquece espiritualmente
- no se opone, pero tampoco co-labora.
- no agrede, pero tampoco crea
- no frena, pero tampoco impulsa
- evita la guerra, pero no fomenta la paz.
-"deja vivir", pero no genera sentimientos de fraternidad, ni despierta en   forma cierta y eficaz el respeto activo a la dignidad humana. Respeto que trascienda  las meras palabras.

Por estas razones hoy se precisa un Derecho de amplitud humana, adecuado a las dimensiones de los derechos humanos y a la dignidad humana,  denominador común de la humanidad. El fin del Derecho, hoy, radica en servir de instrumento a la Moral, para contribuir activamente al ascenso de la humanidad.

Quienes persisten en la idea de la convivencia social como fin del Derecho, están históricamente desfasados. Es como si para ellos los derechos humanos no existiesen. Después de milenios con esa tónica, ha llegado la hora del cambio. De un cambio profundo, substancial, en los fines del Derecho,