PROFUNDIZAR PARA ASCENDER: IUSÉTICA Juan José Bocaranda E





PROFUNDIZAR PARA ASCENDER: IUSÉTICA
Juan José Bocaranda E.

Que lo nuevo no provoque aprensión
absurda, sino receptividad creativa.
 
En aras de la llamada seguridad jurídica, se ha arraigado la idea de que el Derecho es conservador por esencia, como si debiese quedar inevitablemente rezagado respecto a la realidad sobre la cual dice versar, lo que constituiría, de por sí, un absurdo.
Bien se justifica la necesidad de la seguridad jurídica. Pero más aun se requiere que la seguridad jurídica se apoye sobre la seguridad moral, es decir, sobre la seguridad de que el funcionario maneja la ley con un criterio de responsabilidad moral.
Por otra parte, la seguridad jurídica no contradice la necesidad de que el Derecho adopte cambios estructurales periódicos cuando así lo requiera su ajuste a exigencias históricas cruciales. Por lo tanto, ha llegado la hora de que las "tormentas solares" agiten y transmuten el Derecho desde sus cimientos, y el factor de esa ruptura es LA FUERZA MORAL.

La FUERZA MORAL debe impulsar al Derecho a desprenderse de la pretendida intocabilidad substancial, que le ha impedido evolucionar en forma acentuada y determinante y comprender que si  no cuadra con las exigencias de los tiempos nuevos, quedará bajo el agobio de una creciente inutilidad.
Ahora bien, el ajuste histórico-moral  del Derecho exige que se le libere de una evolución puramente horizontal, y que se eleve en una  evolución en espiral.
La evolución es puramente horizontal cuando se repiten, en esencia, los mismos conceptos aunque revestidos con nuevos términos o giros; o cuando se atomizan las ideas en análisis meramente jurídicos que ya no pueden dar más de sí.
De ahí que haya llegado para el Derecho el momento de la evolución en espiral, de  profundizar para ascender, bebiendo de la fuente moral como único y último recurso, con el fin de redimensionarse y dignificarse.
En este sentido, la Moral señala al Derecho que, en estos nuevos tiempos, algunos de sus fines deben ser reemplazados por otros, más profundos y de mayores alcances; y que ahora no es suficiente su papel de mero regulador de las relaciones intersubjetivas del hombre en la sociedad, con miras a la simple “convivencia”.  Porque la Moral le requiere como instrumento que contribuya a impulsar la humanidad a la próxima grada de su evolución.