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ADN
BIOÈTICA Y FUNCIONARIOS
ÈTICOS
Juan José Bocaranda E
El término biética fue utilizado por
primera vez por el oncólogo norteamericano Van Rensselaer Potter, cuando
publicó un artículo en la Revista de la Universidad de Wisconsin, en 1970. Al
año siguiente, salió a la luz su libro “Bioética: Puente hacia el futuro”,
que recogía algunos de sus artículos.
Rama de la Ética, la bioética propone algunos principios que orientan la conducta humana en
el área biomédica, si bien se ha extendido hasta comprender también las
cuestiones relativas al medio ambiente y al trato debido a los animales,
abarcando igualmente las relaciones entre la biología, la medicina, la
filosofía, la política, la antropología, la sociología, la teología y el
derecho. Sin embargo, algunos opinan que la bioética atañe, únicamente, a las
cuestiones morales atinentes a los tratamientos médicos o a las innovaciones de
la tecnología, enfatizando los derechos inalienables del hombre y su dignidad.
Podría decirse que el sentimiento bioético nació a raíz del
descubrimiento de los atroces experimentos científicos perpetrados por los
nazis en los campos de concentración, y debido a los cuales la Humanidad estuvo
en adelante alerta ante la posibilidad de que los científicos perdieran el
control de sus actividades, violando, por esa vía, derechos fundamentales del
ser humano
Algunos bioeticistas
como Beauchamp y Childres, propusieron los cuatro principios de la Bioética: de
la autonomía, de la no maleficencia, de la beneficencia y de la justicia.
La observación y
cumplimientos de los principios bioéticos, no deben quedar librados a la
consciencia de cada quien. De ahí la necesidad de que entren a formar parte del
Derecho, a través de leyes de bioética que los hagan cumplir.
Sin embargo, ello no
basta: es necesario asegurar que los funcionarios encargados de velar por el
cumplimiento de las diferentes disposiciones de las leyes bioéticas, satisfagan
cabalmente sus deberes legales al respecto. Y la única forma de garantizarlo es
la seguridad moral que podría y debería servir como base la consciencia ética de
los funcionarios. Lo demás es teoría, abstraccionismo, idealismo, irrealidad,
ilusión…Y las ilusiones no frenan, no evitan las desviaciones de quienes
manejan (o manipulan) la ciencia…
Obviamente, con esto
queremos enfatizar que la responsabilidad ética de los funcionarios es clave, y
clave fundamental para que la Bioética se cumpla, se realice.