EL AMOR Y EL CARIÑO EN EL MATRIMONIO. Juan Josè Bocaranda E

                                       EL ABRAZO

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EL AMOR Y EL CARIÑO EN EL MATRIMONIO
Juan Josè Bocaranda E

El amor ha sido exaltado en demasìa. Sin embargo, es una llama que se mantiene sòlo en la medida en que dure el combustible que lo alimenta,  que es el entusiasmo. Asì, pues, cuando se contrae matrimonio en esta “temperatura”, los novios están  ensimismados, embelesados, como girando entre las nubes, saturados por una sensación de felicidad inconmensurable... Pero, cuando despierten después de una luna de miel decreciente, comenzaràn a ver la realidad con toda su dureza y, a medida que transcurra el tiempo, llegaràn la frialdad…y hasta el  divorcio. Por esto se ha dicho muchas veces que “la tumba del amor es el matrimonio”.
No obstante, existe un medio para que se salve el matrimonio sin amor: es la existencia del cariño, que, a diferencia del amor con sus llamaradas, sus efervescencias y sus ráfagas, es permanente.
En esta oportunidad vamos a ceder la palabra a “Marianela” con sus “Crònicas”. Gran escritora, inteligente, penetrante, pràctica y matrimonialmente experimentada, estamos seguros de que los lectores acogerán su opinión respecto al cariño en forma reflexiva,

Escribe Marianela que “el amor no tiene màs que una salvación: el cariño”, sentimiento “mucho màs fundamental y sòlido que el amor”. Porque “el amor es la llama; quizás no pase de una fogata fugaz”, mientras que “el cariño es el rescoldo hecho de la buena y diaria lumbre del hogar, de la mutua adhesión, del  perdón mutuo, de la recìproca tolerancia, de los comunes gozos y sufrimientos, de las alegrìas conjuntas y de la fusión de las almas”.

Agrega Marianela que el amor es vencido, siempre, por el tedio, mientras que “el cariño no tiene enemigo que lo venza, porque està apoyado en el sentimiento de convivencia” y “vale màs, mucho màs, el calor del rescoldo que el de la fogata. Cuando la fogata no se convierte en rescoldo, sòlo quedan de ella frìas cenizas. Brasa y no pavesa ha de ser lo que quede de la juvenil exaltación espiritual y del ardor de los sentidos…”

En conclusión el medio para conservar el matrimonio cuando ya no quede amor, es el cariño. Y el secreto del buen matrimonio es “saber convivir”.