EL CUERO SIRVE DE ALGO. Juan Josè Bocaranda E

Prensa


EL CUERO SIRVE DE ALGO
Juan Josè Bocaranda E

A finales de la década de los años 50, un niño español radicado en Venezuela, instigado por los compañeros de colegio, denunciò a su padre porque le había dejado impresos en las piernas algunos correazos debido al desinterés por los estudios. El padre fue detenido. Apenas salió en libertad se llevò al hijo para España. Durante los 15 de estadìa, le brindò tres raciones diarias de correa, mientras le gritaba: “!Anda. Denùnciame en la Policìa!”. Cuando regresaron a Caracas, el muchacho fue inscrito en el mismo Colegio, para repetir el año. Estudiò y pasò al grado siguiente con notas excelentes, sin necesidad de repetición del castigo. Aprendiò, pues, la lección. Porque el cuero sirve de algo…Por contraste, como 20 años después, una joven alemana presentò como tesis de grado, en una universidad de Berlìn, un manojo de páginas que versaban sobre “las repercusiones nefastas las nalgadas en la psiquis de los niños” (¡!!???).

Aquel hecho de la vida real ocurrido en nuestro país, nos hizo recordar el caso del joven Santiago Ramòn y Cajal, quien se mostraba sumamente indisciplinado y renuente a los estudios, por lo que el padre, mèdico de provincia, decidiò “apretarle el foete en la gurupera”.  Fue tan constante y efectivo el castigo, que Santiago terminò por cobrar amor a la Medicina, con las consecuencias que todos sabemos. Gracias al foete, España pudo contar con un Premio Nobel en Medicina. Sin embargo, lo que hace falta, màs que los foetazos, es el carácter de los padres. Hablar con firmeza a los hijos. Sin blandenguerías. Saber decirles no. Y hacerlo desde temprano. No aguardar –como hacen algunos padres- a que el muchacho, ya un zagaletón mazamorrudo, màs ancho y grueso que un paredón, le pueda propinar unos empujones que lo envíen al hospital.

Pero, ¿què puede esperarse cuando al  amor mal entendido de los padres, se suman factores perniciosos, como las malas compañías, el aguardiente, las drogas, los ejemplos de violencia en la televisión y en los juegos electrónicos? Por ejemplo, un amiguito de nuestro nieto, de 6 años, trajo a nuestra casa un DS que contiene juegos perversos. Uno de los “juegos” enseña a ocultarse de los policías para colocar explosivos. Otro es de un samuray asesino que se la pasa corriendo como loco de techo en techo, hasta caer de sorpresa sobre los enemigos y darles muerte, de tal forma que se ve la sangre salpicar las paredes. Estos “foetazos” nos parecen peores que los que pueda propinar, con mesura pero con carácter, el padre de familia a un hijo indisciplinado o irrespetuoso. Y, hablando de irrespetos: ¿no es un “foetazo” psicológico nefasto el que recibe el niño en el programa “Los Simson”,  cuando uno de los hijos ofende al padre con el mayor descaro o donde los amigos utilizan palabras asquerosas, vomitivas, para referirse al profesor?

Los que pertenecemos a generaciones de larga data, recibimos castigos corporales,  y aquí estamos. Sin traumas psicológicos (segùn creemos), y sirviendo de algo (suponemos), y haciendo algo por la familia, (esperamos), y por la Patria (presumimos?.  Porque en aquellos tiempos los psicólogos eran los propios padres, en un “juego” inteligente y amoroso: èl, con la severidad controlada. Ella, con el òleo del amor,  que aplicaba a los hijos, aconsejándoles “no lo hagas de nuevo. Pòrtate de bien”, Y ello era suficiente para toda la vida…

Un noticiero internacional nos trae la información de que el Condado de Florida aprobò el castigo corporal para los alumnos de primaria.  Y no nos venga un blandengue escandalizado con aquello de que esa permisión  darà origen a una nueva guerra civil en los Estados Unidos. Porque no es para tanto…sino todo lo contrario…J Porque lo que puede desatar en EEUU una nueva guerra civil, es el descontrol de la t.v y la venta de armas a mansalva. Justamente, la falta de “nalgadas” oportunas abre puertas al libertinaje de niños y jóvenes. A la alcahueterìa, a la indolencia,  a la negligencia de los padres y a un “amor” mal entendido, se debe la irrupción de los asesinatos colectivos en los centros educacionales, porque anda la tolerancia màs suelta de lo debido…Que sepamos, ningùn niño ha muerto por causa de una nalgada. En cambio, muchos mueren todos los días debido a la blandenguería,  a la estupidez, a la falta de firmeza y de carácter de los padres inconscientes.


Todo mundo conoce la diferencia entre libertad y libertinaje. Pero, a nadie le importa…mientras estamos a la orilla del abismo