LA IDENTIFICACIÒN INTERNA. Juan Josè Bocaranda E





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LA IDENTIFICACIÒN INTERNA
Juan Josè Bocaranda E

En la vida diaria las personas suelen identificarse con sus circunstancias, con lo transitorio. El mèdico se identifica a sì mismo como mèdico. El abogado, como abogado. El comerciante, como comerciante. Cuando en realidad todo ello es cambiante, pasajero, prestado y hasta accidental. Porque aquèl es mèdico, pero pudo no haberlo sido por una u otra causa o motivo. El segundo es abogado. Pero pudo haber sido panadero o talabartero, y no abogado. Y el comerciante es comerciante. Pero pudo haber sido sacerdote o profesor. En fin, muy pocos seres humanos se identifican con su propio ser, con su ser interno, con su realidad interna. Por eso, al abogado que se aferra a su título, al mèdico que se aferra al suyo,  al comerciante que se aferra a sus bienes, a su tienda, a su almacenes, es preciso recordarles: todo es transitorio, todo pasa, todo fenece. Viene un tsunami, y todo lo barre. Y si te salvas porque corres a tiempo, después veràs còmo todo ha desaparecido, tu casa, tus almacenes, tus mercancías, tu caja registradora, tus documentos y hasta el banco donde conservabas tu dinero, tus joyas y tus títulos de propiedad. Si eres ingeniero y no puedes ejercer la profesión por alguna causa, ¿dejas por ello de ser hombre? ¿Dejas de tener alma y espíritu?.
En 1982 conocimos a un señor que había perdido en Polonia todo, todo, por causa de las bombas: familia, bienes, documentos. Nada probaba que había sido mèdico, graduado en una de las mejores Universidades. Ni siquiera podía probar que habìa cursado Educaciòn Primaria. Llegò a Venezuela y fue a parar al pueblo donde ejercíamos como juez de municipio. Era el mèdico rural. Nos hicimos amigos. Excelente persona. Y no por haber perdido todo se sintió perdido también èl. No. Portaba en sì la gran semilla de su propio ser, de su ser humano, de su ser interior, y recomenzó la vida. Porque su ser no dependìa de ningún título, de ninguna circunstancia, de nada ajeno a su propio valer. No se echò a morir. Recurriò a su propio valer ìntimo, y resurgió mediante un nuevo comienzo. Actuò con verdadera sabiduría. Se propuso estudiar de nuevo desde el principio, cuando  llegó a Venezuela en 1946, y escalòn tras escalòn, pudo graduarse de mèdico.

Cuando un persona  ha quedado sin empleo,  o ha tenido que cerrar el establecimiento comercial por falta de ingresos, por no poder pagar tan altos alquileres, o cuando ha tenido que retirar del colegio a los hijos,  en fin, cuando las circunstancias se le hayan tornado adversas, debe recordar que lleva dentro la gran semilla del ser. Debe recurrir a ese convencimiento y extraer fuerzas de su verdadero esencia. No nació comerciante: se hizo comerciante. Y asì como no lo era y llegó a serlo, ahora no lo es. Luego ser comerciante no pertenece a su esencia de hombre. Por lo tanto, debe apoyarse y sacar fuerzas de su ser verdadero. Nosotros no podríamos decirle còmo. Pero sì podemos recordarle algo: que debe recurrir a su propio ser. Quien actùa con este nivel de consciencia manifiesta verdadera sabiduría y renace.