LOS VIOLENTOS ANTE EL MÀS ALLÀ. Juan Josè Bocaranda E


Prensa
LOS VIOLENTOS ANTE EL MÀS ALLÀ
Juan Josè Bocaranda E

 A màs de 2mil años de quien predicò el amor pagando con la vida, la Humanidad se hunde cada vez màs en los disparates, el crimen, la perversión, el  abuso del poder y la violencia.

Hoy nos vamos a referir, justamente, al fin que espera a los violentos en “el màs allà”, donde el poder, la prepotencia, el abuso, la mentira, las riquezas materiales, el desdèn y las burlas,  nada valen. Dante los ubica en la Primera Circunferencia del Séptimo Cìrculo del Infierno, donde los crueles padecen eternamente sumergidos en un rìo de sangre hirviente, bajo la vigilancia de un tropel de centauros  sin clemencia.  Allà sufren y gimen  “los tiranos y los que ejercen violencia contra el prójimo y sus intereses; los que se ceban en la sangre y la rapiña, y que deben expiar por siempre las maldades inexorables”.

A pesar de los incrédulos, vamos a reseñar, en líneas màs modernas, cuàl es el destino de los violentos “al otro lado del Aqueronte”.  Para esto traemos la síntesis de innumerables investigaciones realizadas a lo largo del tiempo por personas serias que destacan las coincidencias y las coherencias sobre el tema del destino después de la muerte. La síntesis fue recogida por el Dr. Robert Crookal en su libro “La Aventura Suprema”, del cual nos limitaremos a presentar, simplemente, algunos renglones, para que cada quien extraiga su conclusión respecto a la gran pregunta: ¿Puedo seguir empleando la violencia cada vez que me venga en gana, en el ámbito particular, como ciudadano, vecino, esposo o padre de familia o, en el ámbito de la política, como gobernante, grande o pequeño?

Pues observa: allà nada queda impune. Todos los actos negativos contra los demás, son sufridos en carne propia. El mal uso del poder y el hostigamiento sistemático, generan el mayor nivel de karma. Quien haya tenido la misión de proteger a la sociedad, pero intencionadamente haya abusado del poder, entregándose a la arbitrariedad y causando daños y perjuicios a los demás, pagarà la deuda con alto karma.  Nadie será excusado de su mal comportamiento alegando òrdenes superiores, ni supuestos “principios” transitorios. La crueldad, mental o física, contra los seres humanos o los animales, genera gran responsabilidad y jamàs puede ser justificada. Los que hostigaron insistentemente a los demás, después de llegar a las zonas màs oscuras tendrán que disculparse y pedir perdón a las víctimas. Sòlo las víctimas inocentes tienen el poder de perdonar a quienes les infligieron maltratos, castigos inhumanos, hostigamiento, crueldad o asesinato. Mientras no reciban ese perdón,  permanecerán en su condición miserable. Las esferas inferiores donde moran los personas que hayan practicado el hostigamiento, la violencia, la crueldad, son particularmente oscuras, desagradables,  pavorosas (“dantescas”, “infernales”). Los arrepentimientos “de última hora” o la absoluciòn de un sacerdote, ni el bautismo, ni alguna otra ceremonia o ritual, lo libraràn. Porque toda persona, al morir, conserva las mismas vibraciones que tenía en la vida. La cualidad de èstas no cambia. Las vibraciones del mal causado, acompañan al malvado al mundo de la espiritualidad, donde recibirà la sanción que le corresponde conforme a sus acciones, en un ambiente donde sufren los que alimentaron pasiones siniestras y deseos brutales, los beodos habituales, los egoístas, los avaros, los lujuriosos.